Todos los años los argentinos en la primera semana de julio compartimos un ritual: regalar un bon o bon a cambio de un beso.
Esta noble tradición se empezó a conocer en Argentina como la “semana de la dulzura”. El bon o bon de chocolate en ese momento es el Rey!
No solo se brinda cual obsequio para conquistar a alguien que nos guste, sino para demostrar cuan querida y relevante es una persona en nuestra vida.
Asi de importante es esta bola de chocolate y pasta de maní…
Vestido en su formato tradicional con celofán amarillo, este bombón produce efectos únicos en nuestra boca. Le damos el primer mordisco y ya se siente el crujir famoso de la oblea externa. Luego esta oblea se mezcla con el sabor de un fino chocolate con leche y una abundante pero suave pasta de maní.
La combinación es simple y perfecta… Se trata de uno los productos Argentinos que mas se vende en todo el mundo, estimando que hay unos 10.000 de estos bombones creándose a cada minuto.
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El bon o bon tradicional de envoltorio amarillo es la Coca Cola de los bonbones… Se convirtió en un clásico que se vende en lugares tan distantes como Tailandia, Japón o Angola. La clave: esforzarse por mantener el mismo sabor desde los orígenes de la golosina, hace ya más de 30 años.
Para regalar y para regalarse, este bombón en forma de bolita tan exitoso tuvo sus spin-offs en diferentes partes del mundo: con café, rellenos, con mouse de limón, de frutilla y crema, y hasta hay un gusto de matcha de te verde en Japón!
El bon o bon tradicional se puede encontrar en 80 países en la actualidad, aunque solo en Argentina es un producto con presencia obligada en cada kiosco.
Hoy el sabor de este bombón de chocolate se considera un genérico dentro de las golosinas… Existen obleas, alfajores, pasta para rellenar tortas y hasta huevos de pascua con gusto a bon o bon. Todas ellas, se fueron convirtiendo en clásicos argentinos, respetando esa misma promesa de ese sabor original.
Así que cada vez que encuentres uno en nuestra cajita recordá las generaciones que disfrazaron su amor con el, que lucharon por conquistar o porque lo perdonen, que rieron, que compartieron, que se enamoraron…
Y después de todo eso, cuando veas un simple bon o bon, pregúntate… ¿Cuántas golosinas tienen el valor de un beso?